viernes, 25 de enero de 2013

Cuanto valen los terrenos en O Revel ?














El 22 de Marzo de 2007 varios vecinos de Villalonga rechazamos por insuficiente la oferta que nos hacía Catalina González Bea, Alcaldesa del Concello de Sanxenxo, para comprar los terrenos que precisan en la Zona de Equipamientos de O Revel, para el nuevo Colegio de Villalonga.

Entonces ofrecía 50 € m2. 

Cuanto ofrecerá ahora?

jueves, 24 de enero de 2013

Carta a los vecinos de Villalonga que en el 2007 estaban "fartos" de Velón


Estimados vecinos:
 
Hace mas de 5 años, concretamente el sábado 3 de Febrero de 2007, varias asociaciones vecinales de Villalonga (CODESEVI, Centro Cultural y Deportivo de Villalonga,  AA. VV. A Capilla, AA. de Vecinos de Villalonga, Club de Jubilados y Pensionistas, Asociación de Mulleres Rurais, Comisión de Fiestas de Villalonga y hasta el mismo Villalonga Club de Futbol) publicaban en el Diario de Arousa una carta abierta titulada "Os Vecinos de Villalonga, estamos fartos"
 
En ellas, además de acusarme de ser uno de los causantes del retraso en la construcción del Centro de Salud, Guardería Infantil, Centro de la tercera edad, Piscina Municipal y tropecientos mil campos de futbol en la Zona de equipamientos de O Revel, se referian a mi persona en los siguientes términos:
 
 "... el Sr. Velón, que tamén se beneficiará do Centro Médico, cando esté feito, para ir pasar unha revisión, non vaia ser que padezca o síndrome da sua crianza no pobo, cando a sua familia exercía o mais puro militarismo rancioso."
 
Pocos meses después, y tras la negativa del Concello a concederme la licencia de obra prara trasladar el Centro Ecuestre de O Revel a otra finca (en Monte Faro, frente al cementerio de las asociación de vecinos) y perder por ello la subvención concedidad por los fondos PRODER para la construcción de un picadero cubierto y 40 cuadras (36.000.000 ptas), dejé definitivamente Villalonga, como muchos ya saben.
 
 
Casi seis años después de dicha carta abierta, y de la ofensiva referencia a mi familia dada la condición militar de mi padre, D. Pedro Velón González-Pardo. General de Intendencia de la Armada Española, la Guardería Infantil parece ser que se inaugurará en breve, lo que advera que nunca fuímos responsables del retraso en su construcción y apertura, ni D. Luis Ansorena ni yo.
Tambien el tiempo pone a cada uno en su lugar y ahora me permite demostrar que nunca fuí responsable de que no se construyera el Centro Social, ni la Piscina Municipal, ni los previstos campos de futbol, ni..... ninguna de las mil y una promesas electorales con las que el PP de Sanxenxo viene engañando año tras año a los vecinos de Villalonga.
 
 
Llevo meses (años) intentando llegar a un acuerdo con el Concello de Sanxenxo para no perjudicar la construcción del nuevo colegio en O Revel, pero de todos es cononcida la consigna del anterior alcalde, Telmo Martín, y de la actual alcaldesa Catalina Gonzalez, que rige en el Concello cada vez que me paso por allí: "a Velón, ni agua."
 
Por el bien de Villalonga, espero que todo se pueda resolver antes de que el el Juzgado de lo Contencioso Administrativo de Pontevedra pueda declarar nulo el Plan Especial de Dotaciones y Equipamientos Públicos de en O Revel. Y por ello aprovecho esta ocasión para reiterar mi disposición a llegar a un acuerdo con el Concello, si es que de verdad quieren acelerar la costrucción del imprescindible nuevo colegio de Villalonga
 
 

miércoles, 11 de julio de 2012

XII De Cardexía a Misamis: de Cebú a Misamis

- XII -
DE CEBU A MISAMIS
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El día siguiente, cuatro, a las ocho de la mañana dejamos Cebú y continuamos nuestro viaje. La mayor parte del pasaje quedóse allí y tomamos un nuevo pasajero, un ingeniero agrónomo que había conocido ya en la fonda, que hará conmigo el viaje y seguirá hasta Manila pues estos vapores van describiendo un circulo por estas islas y vuelven al punto de partida. El tal ingeniero es una persona muy simpática y oportuna y nos hemos hecho amigos.

Próxima a Cebú esta la isla de Mactan quedando sólo entre las dos un canal. En esta isla de Mactan es donde fué asesinado Magallanes. Hay un pequeño monumento que no vimos desde el barco por ocultarlo los arboles. Los naturales de las islas próximas miran de reojo a la de Mactan por haberse cometido allí tal asesinato y no hace mucho tiempo que siendo destinado allí un Cura apellidado Magallanes estaban con un miedo horrible por si era descendiente del intrépido navegante, e iba a vengar su muerte.

De Cebú debíamos ir a Ormoc pero no llegamos a este punto porque el viento que reinaba no se podía descargar allí. Por supuesto que esta fue la explicación que nos dió el Capitán y me sorprendió lo del viento pues nosotros no lo percibíamos, pero posible es que dada la situación de Ormoc sucediese así. Paramos de noche en Puerto-Bello donde se dejó la carga, correo y unos chinos que iban para Ormoc. Puerto-Bello debe tener bien puesto el nombre a juzgar por lo que de noche pude apreciar. Forma una herradura, en cuyo centro está el pueblo y las aguas tan tranquilas que ni siquiera rizaba la superficie. Ambos puertos están en la isla de Leyte que seguimos costeando y el 5 por la mañana llegamos a Catbalogan en la isla de Samr. No bajarmos a tierra por estar el vapor fondeado un poco lejos. El aire favorecía la descarga pero cuando volvían hacia el vapor los botes tardaban en llegar mucho tiempo, a pesar de ser corta la distancia pues la marejada se lo impedía.

Por la tarde salimos, dando al principio un gran rodeo por los bajos que hay en el puerto. Los bajos abundan mucho en este país y para señalarlos a fin de evitar siniestros, hay un barco de guerra, el "Argos" con una comisión hidrográfica, que está sacando cartas de estos lugares. El "Argos" creíamos haberlo hallado en Catbalogan pero hace unos días salió para Tacloban, adonde ahora nos dirigimos.

Catbalogan está en la isla de Samar y Tacloban en la isla de Leyte. Ambas islas están tan próximas en la parte por donde ahora navegamos que no queda más que un canal entre ellas. Como estas islas todo son recortes, formando golfos, ensenadas, bahías, cabos, promontorios etc.; como la vegetación es tan feroz que llega hasta el agua pues de entre ella salen los arboles de las orillas; como hay una porción de islotes muy bonitos, este trayecto resulta delicioso viéndose pueblecillos muy lindos, con sus casas de caña y nipa medio ocultas entre cocos que es arbol que siempre anuncia un pueblo pues lo cultivan por su mucha utilidad.

A la noche fondeamos frente a un pueblecillo llamado Santa Rita pues no se debe viajar de noche en este trayecto. Tuve buen cuidado de madrugar para disfrutar de los encantos del estrecho San Juanico que pasamos a primera hora. Hay un punto en que creo que un buen saltarín podría lanzarse a tierra desde el buque y aunque no tanto como en ese sitio continúa un buen trozo bastante estrecho, hasta que por fín a las 8 de la mañana (del 6) llegamos a Tacloban.

Allí estaba el Argos de donde salío al punto una lancha con dos alféreces de navío que venían a buscar a un compañero que viajaba con nosotros. Allí he visto a un contador de la armada, primo de Pedrín, para quien traía una visita.

Bajamos un rato al pueblo pero poco permanecí allí pues no me gustó nada. Es cabecera de la isla, hay juzgado, etc. Bastante movimiento comercial y una regular población indígena, pero así y todo es el punto que menos me agradó de cuantos pude conocer en este pais. Allí se quedó también su correspondiente registrador.

Salimos a la tardecilla y muy de madrugada noté los ruidos que me indicaban la llegada al puerto. Era Cabalian, también de la isla de Leyte, punto de poca importancia. Parose poco, y de allí a dos o tres horas llegamos a Surigao, una de las cabeceras de la provincia de la isla de Meridiano. Bajé con el capitán y el médico del barco a casa del juez, compañero mío que llegó en el viaje anterior. Aunque poco nos conocíamos me hizo quedar a comer en su casa. Está casado y tiene una chiquitina muy mona que ya empieza a hablar "visayo". Ví al Gobernador, al Administrador de la isla de Hacienda, Promotor, Padres Jesuítas, etc, que todos me obsequiaron en los dos días que allí paramos pues había mucha carga para embarcar.

Al día siguiente, 8, oí misa cantada. La Iglesia bastante espaciosa pero todo se necesita, por el calor. A la terminación de la misa ví subir a un padre al púlpito y me disponía a oir sus plática pero resultó ser un "visayo" así que hice "fu" como el gato, agradeciéndole muchísimo el que hubiera dejado para el último su sermón.

A la tardecita dejamos Surigao que es un pueblo bonito pero con el incoveniente de que no tiene más salida que el muelle, distante un cuarto de legua del centro del pueblo. Por lo demás, esto es muy común aquí, pues no hay quien pueda meterse, sopena de perniciosa segura, por los montes y bosques vagueses donde dicen no se puede resistir el frio pues tan tupidos son que nunca penetra el sol en ellos.

Salimos pues, viajamos toda la noche y por la mañana del día 9 llegamos a Mambajao en la isla de Camiguin, próxima a Maridana, perteneciente ya a mi provincia. Preciso era desembarcar en tierra donde iba a mandar. Metímonos en un bote, el ingeniero, el registrador de Misamis, el sobrecargo del "Brutus" y yo. No hay muelle todavía pues están comenzando su construcción y para saltar a tierra había carros tirados por "carabaos". Subimos a uno y los cuatro nos agarramos unos a otros para poder sostener el equilibrio y evitar un chapuzón. El carabao se portó bien y nos dejó en seco.

Interin el sobrecargo arreglaba sus asuntos, dimos un paseo por el pueblo pasando por junto a la iglesia entramos en el Convento (o casa rectoral). El padre nos recibió obsequiándonos con bebida como es cosa del país. Diome el parabien y estando en la visita llegaron el gobernadorcillo y el juez de paz a ofrecerme sus respetos y ponerse a mis órdenes. Pasamos luego a casa del Gobernadorcillo donde se repitieron todos los obsequios. tiene la casa muy bien puesta, con su piano correspondiente, cosa que aquí es muy común. Luego la orquesta del pueblo vino a obsequiarnos, y nos condujeron en un carruaje hasta los botes. En la playa me encontré al administrador de Misamis que había parado unos días en Mambajas con su señora, una niña madrileña. Me ratificaron las buenas noticias que tenían de Cagayan en donde se me esperaba como el santo advenimiento.

Partimos de 9 a 10 de la mañana y a poco vimos un volcán en una punta de la isla de Camiguin. Forma una especie de cono cuya base es el mar en su mayor parte, cubierto de lava o ceniza de color gris. No está ya en erupción y aunque dicen en que sale humo y vapores por algunos sitios nada de eso puede percibir desde el barco. En la tardecita nos íbamos acercando al término del viaje y ya anocheciendo puse mi planta en Cagayan de Misamis desde donde te escribo esta después de llevar cerca de un mes. Voy ya acostumbrándome al pueblo y al cargo. De uno y otro te diré algo en mis últimas notas.

Tuyo siempre

AUGUSTO

martes, 10 de julio de 2012

XI De Cardexía a Misamis: de Manila a Cebú


- XI -
DE  MANILA  A  CEBU
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Rio Pasig. Manila
El 30 de noviembre, pues, despedíme de los amigos de Manila y me embarqué en el vapor "Brutus" de la Casa Aldecoa y Cía. Tres vapores de estos se disponían a partir en diversas direcciones para conducir carga, correspondencia y pasajeros que distribuyen por diferentes islas de las de Filipinas. Como los tres barcos estaban el río Pasig, amarrados al muelle y muy próximos, cruzábamos de unos a otros saludos y adioses a una gran parte de los comarcanos del "Isla de Panay" que en dicho día abandonaban como yo Manila.

Por fín largó sus amarras el "Brutus" y descendimos por el rio hasta la próxima bahía. Estaba colgado el caldero que indica baguio; me explicaré. Hay en todos los puertos en un punto elevado un telégrafo de señales que indican la entrada y salida de buques por medio de unas bolas que cuelgan una especie de crucetas. Variando la combinación de esas bolas, con banderolas y otras señales indican la nacionalidad del buque que entra o sale del puerto, si es de guerra, correo o simplemente mercante. También se indican las variaciones atmosféricas más importantes y por eso estaba una señal de forma de caldero al lado izquierdo anunciando el baguío. Salimos, no obstante y a fé que yo no temía lo más mínimo (quizás por mi ignorancia) a encontrarme con ese caballero.

Entramos en la bahía ya anocheciendo y a cosa de las doce salíamos por la boca chica del Corregidor. Explicaré también esto. A la entrada de la bahía que es bastante estrecha esta la isla llamada del Corregidor y deja por tanto dos puntos libres a sus dos lados y como son de desigual anchura, por eso hay la boca chica y la boca grande.

El "Brutus" es un vapor bastante cómodo para el pasaje y ahora que estaba con los fondos limpios aún hacia a veces sus ocho y hasta nueve millas por hora, pero como las paradas son muchas y pesadas el viaje siempre resulta larguito.

Del pasaje del "Panay" íbamos el Presidente de la Sala de Cebú, un promotor fiscal, un alférez de navío, cinco registradores, uno con señora, y mi individualidad. Iban además dos o tres militares, por cierto poco adelantados en su carrera y unos diez o doce frailes, agustinos, recoletos y franciscanos. Iba también una señora con un hijo empleado en Cebú y a fé que nos han hecho reir. La señora bastante vieja como mujer, denotaba ser nueva como tal señora, y llevaba un arca de Noé consigo. La perrita, los canarios, el loro, las palomas, nada faltaba allí. Y el hijo aunque un poco ridículo nó dejaba de ser simpático, sobre todo por la correa con que llevaba las bromas, con que lo abrumábamos. El desdichado (al menos por ahora) se había casado por poder y llevaba hechos dos viajes a Manila a esperar a su mujer que debía llegar de España y efectivamente no llegaba. Ahora acababa de recibir carta en la que decía no vendría hasta Marzo.

Como veníamos algunos conocidos ya y los nuevos no eran malos, asi como la oficialidad del buque, no lo pasamos mal. Los frailes, muy campechanos, sueltan un "terno" como si tal cosa, y por regla general son pié para todo.

El día 1 de diciembre lo pasamos navegando por entre islas. No apunto sus nombres pues la relación sería pesada y a nada conduciría, además que sólo podría nombrar las principales. Como que en Filipinas, hay entre grandes y pequeñas e islotes de dos a tres mil. Ahí es nada. Cuentan que cuando Dios lo hizo el mundo se quedo con una poca tierra pegada entre los dedos de las manos y frotándose una contra otra se las limpió y dejó caer las partículas y trocitos de la masa hacia esta parte, formando Filipinas. "Si non é vero é ben trovatto".

Aunque dicho día fué domingo no pudimos oir misa pues no hay capellán en estos barcos, y aún cuando iban muchos presbíteros a bordo no había lo necesario para poder misar.

El 2 por la mañana, llegamos a Romblong, en la isla del mismo nombre, primera escala del vapor. A poco de fondear comenzó a llover y a variar el rumbo del viento por lo que se creyó que venía el baguio y cómo estábamos abrigados se demoró la partida pero afortunadamente no paso de ahí. Aunque yo deseaba saltar a tierra por ver algo de todo, desistía de mi deseo por no animarse los compañeros. A las ocho de la noche cuando ya me disponía a acostarme fuímos sorprendidos por los acordes de una orquesta no mal afinada. Asomeme a la baranda y ví un bote en que venían algunos europeos y una "banca" con una orquesta de índios. Puedes comprender el efecto que hacia oir de noche, en el mar y próximos a un pueblecillo de poca importancia, oir la jota de los ratas y otras piezas de "La Mascota"' y otras zarzuelitas. El gobernador de allí (un capitán llamado Pérez Dávila y pariente de los de la Coruña y Santiago), un español dedicado al comercio y otros dos o tres fueron pues a saludarnos con música, permanecieron un rato a bordo y con ellos bajamos a tierra obsequiándonos explendidamente en casa del Gobernador y comerciante, donde había un piano que no dejó de funcionar pues dos de los comarcanos tocaban y además un índio de la orquesta que no lo hacía nada mal por cierto. Yo canté (¿?) y brindé.

A las doce de la noche subíamos a bordo del "Brutus" que comenzaba a ponerse en movimiento y salimos llegando de madrugada a Cebú y fondeando antes del puerto hasta que fué bien de dia.

Había una marejada un poquillo fuerte, que dificultaba un poco la maniobra de amarrar el buque al "pantalán" (muelles) y como no sabíamos aún el tiempo que se pararía me dispuse a saltar a tierra en bote para no perder tiempo y poder arreglar mis asuntos.

Debía de ser cosa digna de ver mi personita muy enlevitada y enchisterada, metida en un bote que se balanceaba que era un contento, y recibiendo unas rociaditas de esas que parece se le meten a uno por entre los pliegues de la ropa. Y así a tierra pasando antes por sobre un carro que estaba metido en el mar para desembarcar por él. Y del bote salté al carro, pasé sobre un pacientísimo "carabao" que lo conducía y de éste a tierra.

Fuíme a la Audiencia, y presentéme a los Señores del margen, que me recibieron con mucha atención y cortesía, dispensándome de la visita de venir que es de rúbrica para prestar juramento.

Mujeres españolas en Manila
Estando con el Presidente en su despacho, se presentó allí un índio que me dijo era un abogado, nombrado juez interino de uno de estos distritos. ¡Un índio, abogado y juez! Inspeccioné su físico disimuladamente y... parecíome el aspecto ferozmente. Pero cuando poco después me vestí la toga para jurar me encontré que hacían lo propio con dos o tres dominicos que asistieron a la solemnidad. A la verdad dióme ganas de romper el magistral traje al ver los que aquí lo usan. Porque si el abotado juez-interino me pareció mal al principio desde que ví a compañeros suyos me parecía ya una gran cosa. Ante el Tribunal en pleno, con la mano puesta sobre el libro de los Evangelios presté juramento mediante una larga fórmula, el día 5 de diciembre, día de San Francisco Javier, santo de mi padre. Terminadas las ceremonias y formalidades fuíme con varios compañeros de viaje a comer a la única fonda de Cebú, que es bastante mala.

Por la tarde visité al personal de la Audiencia y volvime por la noche al "Brutus" donde había mucho movimiento con la faena de carga y descarga.

Cebú es una gran población regular, como que tiene Yobunador, Brigadier, Obispo y Audiencia. Es punto comercial pues allí se recibe de otros pueblos azucar y tabaco que embarca para Manila y creo que a China.

lunes, 9 de julio de 2012

X De Cardexía a Misamis: Manila

- X -
MANILA
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Grupo de funcionarios españoles en Filipinas,
entre ellos el Juez D. César Augusto Velón Pardo

No bien desembarcamos en el muelle de San Gabriel entramos en un carruaje y nos condujeron al Hotel de Oriente, el mejor de Manila y donde nos hospedamos casi todos los comarcanos (compañeros de pasaje). Es un edificio grande y hermoso, está con bastante lujo y tratan bien. Se paga, no estando de pasada, dos pesos diarios. Empleo ya la palabra peso que es la unidad monetaria aquí. Cuéntase también por reales pero no de vellón sino fuertes, es decir, que un real fuerte son dos y medio vellones. Esto da lugar a equivocaciones de los "bagos" (recién llegados) pues al pedirles cuatro reales creen sencillamente que es una peseta y es medio duro.

En los siete u ocho días que permanecí en Manila, me he zarandeado lo que no es creible, pues entre el arreglo de documentos y formalidades, presentaciones oficiales, alguna visita, y paseos no quedaba tiempo libre. Al día siguiente de mi llegada fuí a presentarme con dos compañeros promotores fiscales, al Capitán General de este archipiélago, Señor Weyler; Luego que nos correspondió el turno, nos condujo un ayudante a la habitación donde recibía y al acercarnos a la puerta vimos a un hombre pequeño mal vestido, con unas fachosas patillas, mal afeitado, y hasta creo que sucio. A no ser por el fagín hubiera creído que era un "bata" (criado). Nos recibió de pie y nos echó un pequeño discurso dándonos consejos, y con pretensiones de entender algo de nuestra profesión. Se nos ofreció muy fino, y dándonos la mano terminó la audiencia y dejamos a "Monsieur Chimpancé".

Ese buen señor se hace un dineral como quien no quiere la cosa. Reúne entre sueldos y representación 45.OOO,- pesos anuales. No gasta en convites ni recepciones y explota el país cuanto puede. Ha poco marchó a Coton que estaba de ayudante suyo y se llevó 36.000,- pesos sabidos. Ese dinero se ha hecho con el contrabando. Los pesos mejicanos valen fuera de aquí 15 reales y aquí pasan por su valor. Está prohibida su importación pero los dejan colar y hacen un bárbaro negocio. Provocarán un conflicto monetario el día menos pensado pero ¿que importa si ellos hacen su agosto?

Aquí ocurrió un conflicto hace pocos meses, por cuestión de una iglesia entre indios y chinos. Temíase una revolución y se hablaba de tomar severas medidas con los últimos. Pero el chino Palanca que es riquísimo y una verdadera idem aquí, se presentó en Malacañán (residencia del Capitán General) con dos aderezos de brillantes magníficos para que eligiese uno de ellos la generala. Esta tomó los dos para enseñarlos a su marido y volvió luego junto a Palanca sin ninguno y le dijo "son muy bonitos... si... muy bonitos... puedes irte... No valían más que 60.000,- pesos y Palanca dijo "a peso por chinot" y "sanseacabo".

Los chinos abundan aquí mucho y tienen casi monopolizado el comercio pues venden mucho más barato que los europeos. Engañan en cuanto pueden al comprador pero en último resultado cobran mucho menos, pues no tienen grandes necesidades, pues comen muy frugalmente y en general son sobrios.

Los indios de aquí son tipos mucho mas inteligentes que los ingleses que veíamos en los puntos de escala del vapor. Son tipos rarísimos por su modo de ser y de ellos podré hablar cuando los conozca más. Las "babores" (mujeres) no son tan horribles como creía. Hay tipos buenos, no sólo en mestizas, sino también en indias.

La vida se hace en Manila poco agitada. Levantarse a las siete, desayunarse y a la oficina u ocupaciones que sean; a las doce o una se come; luego se duerme la siesta y a las cinco se sale a hacer alguna visita; despu.es a Sampalog, un barrio de Manila, se llega junto a una fuente donde se para unos momentos ya bajándose del carruaje y dando un pequeño paseo a pié; ya permaneciendo repantigados en seguida al Malecón, paseo a la orilla del mar, y por ultimo a la "luneta" en donde se pasea en carruaje o a pié. El paseo es bonito pero mal alumbrado. No se emplea más que el petroleo u aceite de coco y aunque hay muchos faroles, esparcen poca claridad. Toca una música todas las tardes y los jueves y domingos, dos. A las ocho se cena y de allí a un rato a la cama por regla general, pues pocas distracciones hay de noche. Fuí una a un indecente teatro donde actuaba una mala compañía japonesa de acróbatas, etc. Hay otro teatro que no funciona estos días pero creo que es por el mismo estilo. Los comercios se cierran a las ocho y quedan las calles casi desiertas. Hay un casino donde se timbea como es consiguiente. Hay también unas tertualias, bailes y reuniones. Precisamente el dia 30 (el de mi salida), se daba un asalto en una casa particular, que prometía estar muy bueno, y al que hubiera asistido, pues me habían ofrecido llevarme varios amigos. He sentido no poder ir por ver como son aquí estas fiestas.

Ayuntamiento de Manila, 1890

Manila es una hermosa ciudad y susceptible de hermosearse mucho. Está atravesada por el rio Pasig del que parten una porción de "esteros" (brazos) formando islas. Podria hacerse una Venecia-Manila propiamente dicha, es la ciudad murada pero hay una porcion de barrios, Tondo, Binondo, Sampaloc, Quisapo, Malate, La Ermita, Paco, et. Algunos de estos estáan un poquito apartados y tienen hermosas casas rodeadas de jardinillos. Esto haee que las distancias sean muy largas y ya por esto, ya por evitar el sol no se puede salir sino en coche. Es un principio de buen vivir aquí el no economizar el coche, sino con el estomago. Tambien aconsejan librarse de tres eses Sol, sablazos y sayas. Por lo demás aquí tiene coche todo el mundo pues resulta barato. Se sostiene caballo y cochero con doce pesos mensuales, y doce pesos aquí significan menos que en esa. Lo de alquiler son a precios módicos también y los hay de mayor y menor categoría al alcarnce de todas las fortunas . Los caballos son pequeños pero bien formados y tienen mucha resistencia.

Asistí una noche a un baile del pais (bailuján). Había mestizas muy guapas, unas vestidas a la europea y otras estilo del pais. Bailaban, valses, polkas y rigodones, como en esa. Me sorprendía ver a las vestidas de "babais", como valsaban sin perder las chinelas. Y describiré mal como pueda este traje. Camisa de encaje de piña, transparente, suelta y con mangas perdidas; no pasa esta camisa de la cintura. Por encima un parluelo de igual clase doblado en punta y con las puntas de delante no atadas sino cosidas, creo, o no sé como sujetas por los extremos. Falda de cola de colores fuertes, y sobre ella una especie de mantelo negro, com muy poco vuelo y cuyas puntas cruzan detrás en la parte superior y abren en la inferior. Chinelas mas o menos lujosas. Las indias no gastan medias por lo general, pero si las mestizas. Algunas de ellas había en el "bailuján". Tenían muy buenas alhajas.

En cuanto a los indios, andan casi todos descalzos y gastan unas camisolas muy planchadas que traen sin nada encima y con las faldas por fuera. Para solemnidades se ponen encima una americana por debajo de la cual salen las faldas de la camisa haciendo el mas ridículo efecto.

Oficina de Correos de Ultramar. Manila 1890

Y ya que hablo de trajes, hablaré también de los europeos. Las mujeres, visten de blanco o colores muy claros, salen sin nada en la cabeza pues pocas veces ponen sombrero. Los hombres visten trajes blancos que están muy admitidos y son muy baratos pues cuesta americana y pantalón, tres pesos pero hay que tener muchos pues se ensucian enseguida. Los que están de luto traen una franja negra en el brazo. Los hay que se elegantizan pero la generalidad no lo hace pues resulta incomodo, así que tratan de sustituir el frac por el smokin blanco, si bien por ahora no es más que un proyecto. Pero los de la carrera judicial tienen que salir indispensablemente de negro, lo que es muy molesto. Menos mal que en provincias no hay esas exigencias.

En la Iglesia de Recoletos se celebraba esos días un novenario al Patrocinio de San José. De noche estaba iluminada la iglesia exteriormente con vasos de colores y transparentes. Había en el atrio unos arcos muy sencillos y elegantes que hacen los indios. Un poco de luz eléctrica iluminaba la plazoleta y allí tocaban dos o tres orquestas todas las noches. Los músicos son índios que tienen gran oído y afición y ejecutaban muy bien las piezas de óperas y zarzuelas nada fáciles. Esa iglesia está precismante frente a la casa en que vive Consuelo Feijoo y desde allí pude disfrutar algunas noches tal diversión. El último día de novena, por la tarde salió la procesion. Iban alumbrando hombres y "babays", los seminaristas que son índios formaban parte ¡Buenos peces serán! ¡Seminaristas e índios! ...

Iba como es natural la comunidad, presidida por el Prior. Era este uno de esos tipos que ahí solo podemos figurarnos rernontándonos a dos siglos há. Grueso, no muy alto, de unos cincuenta y tantos años; con gran corona y poblada cogulla; de andar majestuoso... era todo un Prior. Pero aún no dije lo mejor de la procesión: los santos. Y no me refiero al valor moral como tales, sino al material. Siete u ocho efigies, cubiertas con riquísimos mantos con preciosos bordados y colocados sobre andas de plata muy grandes y cuajadas de velas y faroles. Las de San José y la Virgen especialmente eran muy grandes y magníficas; iban colocadas en carrozas que empujaban hombres: por el estio de la mesa de la cena en la procesión de Jueves Santo en Santiago. Llevaba la imagen de la Virgen una diadema de oro cuajada de brillantes que ya... ya ... En fin que si me dieran la procesión me volvía con ella a esa pues no necesitaría para nada de mi carrera. Y cuenta que esta procesion es de una de las iglesias menos ricas de Manila.

Y es que aquí los frailes tienen mucho dinero. Así se le ve paseando en carruajes muy limpios y pulcros, fumando buenos tabacos y con cierto aire dominante que indica su poderío. Esto sin embargo va yendo a menos y con el tiempo acabará por desaparecer.

Antes de terminar mis notas de Manila debo decir algo de la Veterana. Hay Guardia Civil veterana que presta servicio de orden público en la población. Son los soldados casi todos índios y por lo que observé cumplen mejor su cometido que los municipales y polizontes de por ahí. Se pavonean mucho con el uniforme que gusta sobre manera a los índios pero les molesta grandemente el calzado, asi que desde que anochece los permiten descalzarse. Le da a veces una monomanía muy rara de la que se han visto ya algunos ejemplares. Si uno tarda en ser relevado mas de la hora reglamentaria no se deja después relevar sino a la fuerza. Unos dicen que hace pocos días estaba empeñado en que fuese a relevarlo el Capitán General y tuvieron que amarrarlo entre varios, pues a las razones que le daban quería contestar con sablazos.

En resumen: Me gusta Manila y el pais filipino, por lo que he visto. Quiera Dios me suceda lo mismo en mi Juzgado. En cambio, algumos comarcanos a la media hora de llegar ya hablaban de volver a España...

Terminadas, pues, mis ocupaciones en Manila y visto lo más principal de la capital, llegó la hora de emprender de nuevo mi viaje que parece el cuento de nunca acabar. En efecto, hace dos meses que sali de Cardegía y todavía no he descansado. Ahora que poca distancia hay a Misamis y que debería ser cuestión de dos días; tendré que enredar por lo menos diez. Estos vapores correos inter-insulares, van haciendo una porción de escalas y describiendo en su ruta un zig-zag, eses y ochos que no hay más que ver. De Manila a Promblong, Cebú, Ormog, Cattalogan, Tacloban, Cabahan, Surigao, Carniguin y Cagayan de Misamis. Como no tendrás un mapa de estas islas pondré una comparación diciéndote que es como si de Santlago fuese a Lalin, Monforte, Lugo, Coruña, Vigo, Pontevedra, Tuy y Orense.

Estación del Ferrocarril. Manila 1890

Y aún no debo quejarme pues el vapor "Brutus" hace escala en Cebú donde tengo que presentarme a prestar juramento y podré hacerlo en el tiempo que allí se detenga, pues de otra suerte, tendría que ir a Cebú, pasar allí quince dias, volver a Manila a esperar otros quince por otro correo que me condujese. Así le sucedió al Juez de Zamboanga que tiene su distrito limítrofe con el mío.

Tomé pues pasaje en el vapor correo "Brutus" de la casa Aldecoa y Cía., y salí en él el día 30 de noviembre. Casi todos los comarcanos nos esparcimos ese día pues salen varios correos en diferentes direcciones. Despedirme pues de amigos viejos y nuevos, y con algunos que aún continuamos juntos por algunos días u horas, salimos de Manila.

Cuando ternino esta, 9 de diciembre, estamos a la vista de Cagayan de Misamis a donde llegaremos dentro de dos horas. Ya apuntaré, las notas de viaje, que por cierto a pesar de lo cansado que ya se encuentra uno, no carece de encantos.

Adiós pues y ahí va la penúltima.

Os abraza de corazón vuestro verdadero amigo.

AUGUSTO

domingo, 8 de julio de 2012

IX De Cardexía a Misamis: de Singapore a Manila

- IX -
DE  SINGAPORE  A  MANILA
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De madrugada nos pusimos en movimiento hacia Singapore. Entramos en un canal cuyas márgenes son la isla de Sumatra y el vértice de la península de Malacca. Prodigiosa vegetación que llega hasta el mar. No se vé playa ni otra cosa que los árboles que arrancan de entre las mismas aguas... Es una entrada deliciosa. Atracamos al muelle muy extenso y que evita el ser conducidos en bote al puerto como en otros sitios. Bajamos pues al muelle y tomamos un carruaje que nos conduzca a la población. Entramos cuatro en un tirado por sólo caballo muy chiquito pero que nos arrastra vigorosamente. Entramos por el barrio chino que es inmenso. La población china es inmensa y no puede vivir en su Celeste Imperio. Desparrámase por todas partes y ejerce los trabajos más penosos. Lo que a mí más me molesta es verles tirar de un carruaje. Cobran menos que los tirados por animales y hasta tienen que cederles a estos el paso. Todo chino aprecia grandemente su coleta que llevan muy larga y cuidada. Los ricos gastan calzado y sombrero a la europea. Las mujeres tienen unos pies inverosímiles. Desde pequeñas los oprimen y encarcelan. Lo que vemos pues en abanicos y estampados de tela no es exageración.

Además de la china, hay también población india e inglesa pero aquella es la que más abunda. Hay mucho "policement" ingleses y aún indios. He visto llevar a muchos chinos sujetos por la coleta. También encontré un coche celular en que iban ocho o diez que según me han dicho iban a ser ejecutados en una isla próxima.

Singapore no me gustó tanto como Colombo. Al ver la preciosa entrada por el canal me prometía más. Almorzamos en tierra pero tan ferozmente mal que yo sospecho si la carne que nos dieron era de chino. Cuando terminábamos llegó otra partida de pasajeros y les recomendamos que fuesen a otro lado. Así lo hicieron pero no adelantaron nada. Muchos fuimos los que no almorzamos a bordo pero ni uno quedó satisfecho. Lo que más me llamó la atención en Singapore ha sido el árbol del abanico. Suponte un tronco de dos o tres metros hasta la bifurcación de las ramas. Cada una de estas la compone una colosal hoja con un par de metros de tallo y otros dos o tres de verdadera hoja que se parece a las de cuentas de rosario en la forma. Están colocadas en forma de abanico, pero con tal precisión que parecen uno de esos hechos con plumas sujetas por cinta a los que sin duda sirvieron de modelo. Yo creí al principio que eran trabajados por hábiles jardineros pero luego me convencí que no era sino una hermosa obra de la naturaleza.

Salimos de Singapore a las tres de la tarde entrando en el mar de la China que debíamos atravesar en cinco días pero no fué así pues el Monzón nos impide avanzar con la rapidez que quisiéramos. Los Monzones soplan 10 meses al año, cinco en una dirección y cinco en la otra. Los otros dos meses son de transición, y esa fué la que traíamos por todo el mar de la India, pero aquí al fín se presentó. No nos molesto tan solo el viento y corrientes contrarias que imprimen al barco un cabeceo muy mareante, (para los que lo gastan) sino que continuaron presentándose aguaceros tales que no se veía alrededor del barco y había que ir a media máquina y pitando continuamente para evitar un choque; único siniestro posible para un buque de los de las condiciones del que nos lleva. Así que tardamos dos días más de lo que sería sin el ramalazo que encontramos y contábamos el día 21 con fondear a la noche en Manila, pero aún hubo otro retraso, por el que no me quejo ciertamente. Fue así:
En la tarde de dicho día estaban varios pasajeros conversando con el capitán y vieron a lo lejos un barco en el que nada de particular notaron y del que por lo tanto no hicieron caso. Pero uno del corro, un tal Artach, piloto mercante, se detuvo por curiosidad a observar con los gemelos la vela que se divisaba en lontananza. ¡Feliz casualidad! Distinguió un pequeño punto al lado del barco. Pero para el ojo del marino aquel punto era un bote. Llamó la atención del capitán y convinieron en que en el bote estaban dos personas. Al momento viró nuestro buque, dirigiéndose hacia los náufragos que indudablemente precisaban nuestro auxilio. Conforme nos acercábamos iban distinguiendo más claramente un "panco", pequeña embarcación desde la que hacían señales. Luego lo que se creía bote nos salía lentamente al encuentro. Y vimos dos indios escuálidos, amarillos cadavéricos en fín, que de rodillas sobre una pequeña balsa formada de cañas, agitaban una pequeña banderola. Todo el pasaje presenciaba emocionado la escena. No hablábamos más que muy despacio. Llegó la balsa al costado del buque ¡señoj! ¡señoj! clamaban los infelices. Iban con carga de carbón vegetal a Manila y estando ya próximos a la bahía los cogió la nortada y los metió mar adentro. Estaban sin rumbo, tres días sin beber y casi sin comer pues solo tenían arroz que no podían condimentar. El "panco" no se sumergió porque llevaba "batangas" (ya expliqué lo que eran al hablar de las piraguas de Colombo). Se les alimentó y el capitán no quiso contentarse con recogerlos sino que largó un cabo para remolcar su embarcación. Al efecto se maniobró y fueron a acompañar a los cinco náufragos un contramaestre y un marinero. El primer oficial en esa maniobra perdió un reloj que se le cayó al mar y se hizo suscripción para regalarle otro. A las dos horas estábamos en marcha aunque a menos velocidad por causa del remolque.

Cerca de las doce de la noche, acababa de acostarme, cuando noté que paraba el buque y oí pitos y voces. Volvía a vestirme y subí sobre cubierta. Era que hacían señales los del buque. Se les había roto el timón con la velocidad que para tal barco construido muy débilmente, era mucha, y tuvimos que seguir a media máquina. Sin ganas ya de acostarme me eché en una silla sobre cubierta, y acababa de quedarme dormido, cuando sentí un ruido especial y voces ¡el cabo! ¡el cabo!. Era que se había desamarrado y se escapaba.

Medio durmiendo me lancé a él con otros dos o tres y por poco nos derriba, pero al fín lo sujetamos un momento y pudo sujetarse de nuevo. Pero en este momento se oyen voces de los del "panco": ¡bote! ¡bote! ¡socorro! ¡socorro!. En un momento que me pareció un siglo se echó el bote al agua. Yo tiré de un cabo y ayudé como un marinero, quedando grandemente satisfecho de haber contribuido aunque de modo insignificante a tan humanitaria acción. Pronto volvió el bote con toda la gente. El barquicho se había abierto y anegado de agua. ¡Y como venía aquella gente!. Calados de agua, sin voz y sin acción. Se vistió a los indios. Yo dí a un pobre viejo unos pantalones que tuvo que remangar un kilómetro. Hubo que cortar la amarra y dejar abandonado el
"panco" "Nuestra Señora de los Remedios". Cuando comenzaba el alba pasamos la isla de Corregidor, entrando en la inmensa bahía de Manila. Cerca de las siete fondeamos. Nos pasamos a un vaporcito que nos transportó al muelle. Entramos en la embocadura del rio Pasy que atraviesa Manila y en cuyas márgenes está el desembarcadero.

A las ocho de la mañana del día 22 de Noviembre de 1.889 puse mis plantas en tierra filipina. Esa hora corresponde aproximadamente a las doce de la noche anterior en esa tierra. El 30 probablemente partiré para Cebú y Misamis de donde enviaré nuevas notas.

Adiós

AUGUSTO.

sábado, 7 de julio de 2012

VIII De Cardexía a Misamis: Colombo - Singapore

- VIII -
COLOMBO - SINGAPORE
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De Aden a Colombo no puede darse mayor contraste. Causa extrañeza en este viaje la variedad que se nota entre los diversos países que se recorren. En Aden no se veía más que rocas peladas; en la isla de Ceylan había una vegetación exuberantísima. En Aden hace siete años que no ha llovido; en Colombo apenas pasa un día que no llueve. Cuando nos aproximábamos a tierra y divisamos los verdes arboles que surgen de todos lados llegando hasta la orilla del mar se nos vino encima un nublado que no tardó en traernos un formidable chaparrón. Nos supo como es de presumir, a cuerno quemado, porque temíamos no poder ir a tierra con tal motivo, pero afortunadamente después de almorzar aclaró y en un vaporcito nos trasladamos a Colombo. Tratamos Enseguida de buscar carruaje pues es una población muy grande. Tres medios de locomoción teníamos para elegir: carruaje tirado por un caballo, idem tirado por carabao (una especie de ganado vacuno). Carruaje tirado por indios que marcha a la carrera y aún muchas veces entrega una fusta para que le hostiguen. Nos decidimos por ser arrastrados por un caballo y marchamos a recorrer lo principal. Las casas encuéntranse en el centro de preciosos jardines. Las calles adornadas con árboles de estos climas y terrenos llenos de cocoteros, palmeras, magnolias y otros árboles. En los jardines flores rarísimas, de brillantes colores. Muchos pájaros, algunos hermosísimos, ardillas que saltaban y subían por los árboles. Hay algunos lagos deliciosos, lagunas donde se cultiva el arroz; he visto también la caña del azúcar y por fín llegamos al bosque de la canela. Son unos arbustos de hoja parecida al limonero pero que despiden un aroma muy agradable. El país de la canela. Y de canela parece todo. Los indígenas son de tal color. Las calles que están como nuestras carreteras tienen arena roja. Cayó otro chaparrón, y las aguas que corrían iban rojas, si bien era debido a la tierra que arrastraban.

Llovíó mucho en poco tiempo, pero antes de mucho ya estaba todo seco, y como si tal cosa. Fuímos a ver una pagoda donde encontramos a Brahana, Vischemi, Sucas Budda y "Cía". No es un templo monumental. Hállase distribuído en varios pequeños compartimientos. La escultura y pintura son como hace dos mil años. Entre las diversas figuras nos enseñaron una pintada en la pared que representa al diablo. Este es un caballero particular sin otra especialidad que la de tener tres ojos.

Volvímonos hacia el puerto y en una calle encontramos un tropel de chiquillos indígenas que con sus libritos volvían de la escuela. Entre los tipos del país llamaban mi atención especialmente los ancianos. Con venerable barba y una peineta en forma de herradura que colocan con la punta hacia delante.

Visitamos luego algunos bazares donde se expenden con preferencia objetos de concha y ébano. Por fín acercándose la hora de la partida volvimos a nuestro barco que zarpó a las tres de la tarde.

Por la noche nos esperaba el espectáculo de una tempestad y cuadra perfectamente lo de espectáculo pues no hubo que luchar con ella. El agua caía a torrentes, relámpagos, truenos, alguno de los cuales nos estalló mismo encima; pero un llover dasatinado como no se vé ni puede uno formarse idea. Como es consiguiente había señoras asustadas e individuos algo gallinas que no las tenían todas consigo. De Colombo a Singapore se atraviesa el golfo de Bengala, célebre por su fosforescencia. Sin duda no es esta época oportuna pues no se deja ver. Pasado el golfo, éntrase en el lago estrecho de Malacca, entre esta península y la isla de Sumatra. A la entrada se ven algunas islitas que a alguna distancia parecen formadas de áridas montañas, pero al acercarse un poco se encuentra uno con una vegetación no vista. Todo está cubierto de árboles, desde el pico de una montaña hasta la orilla del mar. Vénse solo algunos claros de un color verde claro, que deben ser pastos o plantíos. Así es también lo que se ve de Sumatra y de Malacca. A1 final del estrecho está Singapore adonde llegaremos esta noche pero no se si entrará en el puerto, pues sólo puede entrarse de día. Un detalle de Colombo que se me ha pasado desapercibido. Antes de llegar a ese puerto encontramos multitud de pequeños barcos y me llamó la atención que llevaban vela y remos. Luego observé que los remos eran dos e iban de un solo lado. Por fín más de cerca comprendí lo que era. De un lado de la embarcación van dos palos tendidos sobre el agua y cruzado sobre ellos otro, que va a flor de agua. Esto hace insumergible la piragua. Y en verdad que lo necesitan pues son unas piraguas tan sumamente estrechas que no cabe dentro de éllas un hombre de frente y van sentados encima, llevando las piernas dentro únicamente.

Entre ocho y nueve de la noche fondeamos a una hora de Singapore.